Sin lugar a dudas

OBISPO: Respetando la vida, un compromiso de todo el año

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Octubre ha sido siempre el mes del Respeto a la vida, un tiempo especial para llevar a cabo programas y talleres de oración promoviendo el respeto de la vida humana en nuestra nación.

A través de la Diócesis de Providence muchas parroquias, escuelas y organizaciones llevaron a cabo eventos especiales promoviendo el Evangelio de la Vida en medio de una cultura de muerte. A todos los que están envueltos en esta causa tan importante les extiendo mi profunda gratitud, mis oraciones y mis bendiciones.

Sabemos que la cruzada a favor de la vida humana es un compromiso de todo el año. Como siempre lo he dicho, muchas veces proteger la vida humana es un gran reto moral en estos tiempos. Estoy convencido que las generaciones futuras van a ver hacia atrás y se preguntarán: ¿Qué hicimos para preservar y promover la vida humana cuando estaba siendo atacada por todos lados? ¡Como discípulos de Cristo y miembros de su iglesia es nuestro deber ineludible defender y respetar la vida!

La vida humana es un regalo de Dios, y es tan triste ver que nuestra sociedad la ve como algo muy casual, cuando de ella se trata.

Cada año me voy a la Florida por un par de semanas, voy a disfrutar junto a la costa de Ft. Myers en el lado sur. Mientras camino a la orilla de la playa especialmente durante el verano y veo el montón de arena cuidadosamente trabajada esto me indica los nidos que hacen las tortugas. Hay un rótulo donde dice que no pasen por ahí para que no molesten el nido de las tortuguitas de mar ya que están protegidas por la ley federal. Si alguien les hace daño a los huevos pueden ser multados o ir a la cárcel si no respetar las advertencias.

Que triste e irónico que se proteja tanto a los huevos de una tortuga y no se pueda proteger por medio de una ley federal la vida de los niños no nacidos, reflexionaba mientras caminaba. Yo puedo ir a la cárcel por distorsionarle la paz a una tortuguita, pero si mato a un niño en el vientre de su madre, no hay problema. Obviamente algo terrible está pasando en nuestra sociedad.

La triste verdad es que la vida humana ha llegado a ser solo otra comodidad y casualmente desechable si ésta viene a ser un inconveniente para nosotros. Si la existencia de alguien interfiere en nuestros planes, en nuestras metas, o en nuestras necesidades personales, únicamente, la des-truimos, acogiéndonos a los derechos abusados del derecho a decidir. Esa es la agenda que lleva el aborto, el estudio de células de embriones, el suicidio asistido, la pena capital, la violencia urbana y domestica y el terrorismo internacional. Todos estos pecados contra la vida son lazos que uniéndolos son de igual magnitud, y juntos conllevan a la misma destrucción de la vida por satisfacciones perso-nales.

¡Como sociedad debemos de aprender que no vamos a resolver nada desasiéndonos de una vida! Y para nosotros como defensores de la vida, existen tres cosas que podemos hacer.

Primero, debemos darnos cuenta de nuestras propias actitudes, nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones. Mientras tanto necesitamos preocuparnos por la cultura secular de la vida, nuestro compromiso para defenderla comienza por nosotros mismos. ¿Es nuestro compromiso a la vida humana consistente? ¿Hacemos excepciones para cumplir nuestras propias agendas? ¿Damos buen testimonio de vida a otros?

Segundo, nuestro compromiso por la vida debe de llevarnos a estar también envueltos políticamente. No quiero decir que necesariamente tengamos que ser de un partido o de otro, a mi no me importa si usted es demócrata, republicano, independiente, o de cualquier otro. Su envolvimiento en la política debe de ser con el único propósito que se lleven a cabo las leyes para el bien común. La iglesia se ha definido por el solo propósito de tener una función en el laicado de transformar la orden secular y llevarla al reino de Dios.

Pero aquí es donde estoy confundido. El estado de Rhode Island es el “estado mas Católico” de la nación, a cada rato lo escuchamos, ¿y porque seguimos votando por oficiales públicos que apoyan el aborto? ¿Es a caso su afiliación a un partido político más importante que su compromiso por la vida? ¿Ha votado alguna vez por un candidato que apoya los “derechos al aborto” (“la libertad de elegir” como usualmente es racionalizado?) Si es así, usted también es parte del problema mi amigo, y usted también es responsable por la cultura de la muerte en que vivimos. Piénselo bien.

Finalmente, en nuestro compromiso por la vida tenemos que creer en la fuerza de la oración. La lucha por la vida humana es desde su raíz, una lucha moral y espiritual. Mientras algunos de nosotros luchamos para que cambien las leyes, sabemos que solo Dios puede cambiar los corazones. Por eso tenemos que pedirle a Dios su bendición y su ayuda. Necesitamos recibir los sacramentos de la iglesia, el último recurso para nuestra fuerza espiritual. Además necesitamos seguir el ejemplo de nuestra Madre, nuestra Señora de la Vida, quien a pesar de sus dificultades personales y circunstancias, reconoció y protegió la vida de su bebé en su vientre como un precioso regalo de Dios.

Resumiendo nuestro firme compromiso hacia la vida humana, los Obispos de Los Estados Unidos han escrito: “nunca nos cansemos de proclamar la dignidad y el valor de la vida humana. Nunca nos cansemos de servir al vulnerable y a las personas de buen corazón que cuidan de ellos. Y nunca nos cansemos de orar para que un día toda la gente de todas las sociedades defiendan la vida desde la concepción hasta la muerte natural”.