A Dios clamo con fuerte voz
para que el me escuche:
‘mi Dios y pastor a ti te
entrego mi vida y mi corazón’.
Yo cada vez lo alabo y lo
adoro sin cesar cada noche.
Con razón te ama Tu pueblo,
por el espíritu santo
reciben vida eterna,
y con sus voces
te alaban por
siempre.
Aleluya por siempre Señor.