El sábado pasado estuve en un retiro juvenil, donde mi hija mayor fue una de las facilitadoras de las charlas y en su presentación, ella hablaba sobre las relaciones de noviazgo, el discernimiento y sobre todo de la importancia de tener a Dios en el centro de una relación.
Ella describía la relación de una pareja o porque nó, de un matrimonio, como un triángulo donde el hombre y la mujer están en dos de las puntas opuestas y Dios en la tercera y que al acercarse a Dios al mismo tiempo la pareja se va acercando así mismo.
Me pareció muy brillante la forma en que ella describía esta dinámica y me puso a reflexionar en mi propia vida de como hubieron años en que mi fe se adormeció y un poco me alejé de Dios dejando de rezar frecuentemente con la intensidad que debiera, de comunicarme con el Señor y como al mismo tiempo como resultado mi relación de pareja se fue enfriando y distanciando.
Pero algo maravilloso sucedió. Hace unos años poco a poco comenzamos como familia a orar más, tanto cada uno individualmente como también como familia y algo muy lindo pasó que en la medida en que más nos acercamos a Dios más nos acercamos más los unos a los otros.
Mi esposa comenzó a asistir frecuentemente al Santísimo e hizo un hábito de su vida el estar presente regularmente frente al Santísimo, muchas veces asistiendo diariamente. Lo mismo mi hija antes de ir a la escuela pasaba unos minutos por el santísimo a dar gracias a Dios y yo que no tenía un hábito tan firme de ir al santísimo frecuentemente pues comencé hacerlo un hábito regular y tome una hora a la semana para estar enfrente del Señor y entonces comenzamos a experimentar buenos cambios en nuestra familia y como Dios nos fue bendiciendo en la medida que fuimos acercándonos a él. Muchas dificultades que teníamos tanto en relaciones como en otras áreas de nuestra vida familiar poco a poco se fueron arreglando en la medida que más nos acercamos a Dios.
Muchas veces pensamos que para estar en oración tenemos que estar de rodillas con gestos dramáticos y la verdad que hay tantas formas de orar y podemos aprovechar ahora en estos tiempos que también hay muchos avances en la tecnología para ser ayuda en nuestra oración.
Aparte de pasar un tiempo regular a la semana frente al santísimo también comencé a estar más consiente de la presencia de Dios en mi vida y orar de muchas maneras. Por ejemplo en mi teléfono bajé la biblia tanto inglés con español y encontré una aplicación que me gusta mucho de Loyola Press que se llama el retiro de tres minutos y he comenzado a usarlo diariamente en mi oración antes de comenzar mi jornada. También cuando estoy en el carro me paso escuchando música religiosa o charlas de inspiración y todo eso nos ayuda a crear un ambiente positivo y estar conectado constantemente con el Señor y cuando estamos conectados con el Señor pues lo que puede pasar es que nuestra vida va a llenarse de bendiciones y nuestras dificultades, nuestros problemas van a ir desapareciendo y si no; por lo menos el Señor nos dará la paz que sólo él nos puede dar, para navegar en medio de las dificultades y tormentas.
Ahora que estamos en este tiempo de Pascua, tiempo de resurrección; que mejor momento de vivir a ese Jesús resucitado con una nueva vida y con un mayor hábito de oración en nuestras vidas.
Dios nos ama y nos quiere dondequiera que estemos pero él quiere que estemos cerca de él, y si nos acercamos al señor entonces su luz podrá brillar con mayor intensidad en nuestras vidas, nuestra conciencia estará más clara y nuestras bendiciones serán mayores para nosotros y todos los miembros de nuestras familias.