Gracias Monseñor por concedernos esta entrevista. ¿Cuéntenos cómo fueron sus inicios sirviendo a la comunidad de habla hispana?
Pues perdone que, aunque no soy latino, tengo ya 30 años sirviendo a la comunidad y me siento a veces más latino que americano, y la verdad es que, la alegría de mi vida ha sido acompañar de cerca a la comunidad latina.
Tengo 31 años de sacerdote y desde el comienzo mi primera parroquia en New York o en Spanish Harlem como se le conoce, fue la parroquia de Santa Cecilia allá en los años 1994-95, donde serví por cinco años. Allí me encontré con puertorriqueños, dominicanos y luego comenzaron a llegar personas de México, de Ecuador y sirvió para ayudar a crecer la parroquia. Así se ampliaron pues los servicios, misas, celebraciones de devociones populares, y fiestas. Pues en grande tuvimos la fiesta de la Virgen de Guadalupe, la Virgen de cisne del Ecuador y también con los dominicanos y puertorriqueños, otras fiestas y actividades también.
Desde el comienzo y no digo que hablé en ese tiempo muy bien el español, pero ya tuve como una base para de gramática y estudié también en el seminario y de unas experiencias de misión en la República Dominicana. Donde yo pasé 3 veranos primero estudiando el idioma y después unas experiencias con los redentoristas en la frontera con Haití.
Monseñor hablando de la familia, cuéntenos un poquito de sus inicios leí por ahí que se crió descendiente de inmigrantes polacos, ¿de qué generación?
Fueron mis abuelos. Ellos hablaron polaco y todo, pero no nos enseñaron, pues era la cultura y costumbres, de ese tiempo. Por supuesto sí nos transmitieron muy bien la fe católica, pero mis abuelos nos dijeron, nosotros no vamos a regresar a Polonia y no hay necesidad de hablar polaco aquí. La tristeza de mis papás es que yo hablo español, pero no tuve la oportunidad de aprender polaco.
¿Sus padres todavía viven?
Mi mamá falleció hace un poco más de 1 año en marzo pasado. Mi papá, él va a cumplir 85 años en el día antes de la misa de instalación. El habla todavía con el acento de mis abuelos.
¿Y él va a venir para su instalación?
Mi papá viene, sí y viene toda la familia, incluyendo mi hermana que es religiosa Franciscana. Estarán aquí el 19 y vamos a hacer una cena con él y todos mis familiares.
El padre Nolasco también está trabajando con un comité para su primera Misa oficial con la comunidad de habla Hispana el jueves 22 a las 7 pm en la Catedral.
Excelente, allí estaremos para conocer a la comunidad.
Monseñor Bruce, ¿En qué momento sintió el llamado o quiénes influenciaron para su vocación al sacerdocio?
No sé si honestamente puedo decirle cuando. No había un momento que no pensaba en ser sacerdote, y es por la influencia de mi madrina. Ella, nunca se casó, no tenía sus hijos y en un momento tuvo un derrame cerebral, quedando ella paralizada. Y ella llegó a vivir a en nuestra casa, mi mamá era su enfermera.
Ella siempre me decía, cuando seas sacerdote, recuerda y ora por mí. Acuérdate de mí en la Santa Eucaristía en la misa. Recuerda, esa es la misa por mi intención. Ella lo vió, me decía, cuando seas sacerdote, y yo después me crié así, pensando que sería sacerdote, y nunca pensé en otra cosa.
Que hermoso testimonio de la influencia de su madrina.
Mi mamá siempre me dijo que ella nos consagró a todos nosotros sus hijos, a la Virgen. Yo me convertí en sacerdote y mi hermana es una religiosa, franciscana.
Qué lindo, qué lindo y me imagino que ella viene para su instalación.
Sí vienen toda mi familia, sí, ella y otra hermana que se casó y tiene sus hijos sin nietos. También mi hermano también tiene sus hijas y una nietecita.
¿Y en que momento decide entrar al seminario?
Yo siempre he estado con esa idea, entonces yo entré en el seminario muy joven, tenía 14 años. Entré en el seminario menor que tenían los redentoristas y no, no sabía de otras congregaciones o de órdenes o diocesanos. Fue más cuando yo me gradué de la secundaria y también entré los redentoristas en la Universidad en Connecticut, con que yo decidí. La verdad es que yo no tenía deseo de hacer otra cosa. No, nunca me llegó ideas o sueños de hacer otras cosas, solo me encantó la misión y carismas de los redentoristas. Me siento muy redentorista todavía en mucho de lo que yo hago. Esa es parte del carisma y el estilo de ellos.
¿Cuál ha sido su experiencia con el Ministerio hispano y si tiene algún anécdota de algún momento que le haya impactado?
Bueno, son muchos. Lo más es que me encanta es la Misa los domingos porque en la Misa dominical uno se encuentra con la gente y con el pueblo. Y eso que no es la Misa solamente es el saludo antes de la misa cuando llega la gente y después de la misa siempre hay algo, una comida, un compartir, una reunión, un grupo de oración, preparación matrimonial, catequesis y cosas así. Es domingo es un día de celebración, me encanta pues en la comunidad latina la parroquia tiene algo desde temprano hasta tarde.
Yo he experimentado eso en otras otras comunidades y he acompañado varias comunidades culturales. Mi tiempo en Filadelphia. Yo fuí el vicario para Ministerios culturales, y acompañaba muchas comunidades con gente Latina. Esos latinos también son los brasileños que tienen muchas experiencias y formas de celebrar y vivir la fe en común. Pero lo que más me encanta a mí son los bautismos, primera comunión, confirmación, quinceañeras, las bodas, celebrar los sacramentos, eso también me anima a mí vivir mi fe. Una experiencia, una cosa que yo no pierdo todos los años y ya tengo 31 años de sacerdote, es cantar las mañanitas a la Virgen de Guadalupe en su día.
¿Cómo fue su transición de estar celebrando muchas misas sacramentos y ahora ser obispo primero en Baltimore como obispo auxiliar y ahora en Providence?
Si, ahora se viene el cambio porque yo tuve la dicha de vivir en la parro-quia donde yo serví por 6 años. Yo serví de párroco del Sagrado Corazón de Jesús en Baltimore, casi 6 años y cuando me nombraron obispo auxiliar, yo me quedé viviendo allí. En el inicio yo dejé un espacio para el nuevo párroco, para el establecerse hacer sus cosas, pero ya después de un tiempo me permitieron volver a la parroquia solo para vivir ahí. Fue una bendición porque yo seguí con esa conexión con la comunidad y también servir de líder vicario para la comunidad hispana en Baltimore. Entonces todo fines de semana, yo estuve con la gente en misas actividades, eventos y entre semana acompañando las personas en sus citas con abogados y cosas para inmigración en la corte, las escuelas, y visitando el hospital. Yo dejé de hacer muchas cosas a nivel parroquial y me involucré en muchas parroquias acompañando la comunidad.
¿Y, qué le han dicho de la Diócesis de Providence? ¿Qué desafíos cree que va a enfrentar?
De desafíos no me han contado mucho porque he visto más, puedo decir que hay mucha riqueza aquí y talento. He visitado unas comunidades, no muchas y unos lugares donde tienen una variedad de ministerios y es una riqueza increíble de personas, de ministerios, de programas, actividades, y eventos. Yo he visto que por ejemplo, hoy en la noche tienen a Jon Carlo aquí en el auditorio. También ya me encontré con unas hermanas que están sirviendo aquí en la Catedral, también conocí algunos sacerdotes que sirven en el Ministerio hispano y anoche estuve con el padre Jairon Olmos y el padre Jaime García.
Excelentes sacerdotes, sí.
Sí también en la primera visita me encontré con él me contó mucho del Ministerio Hispano aquí. Pero lo que veo más que desafíos, veo la riqueza, diversidad, y la fe. Claro que me imagino que hay como en cualquier diócesis, vamos a encontrar desafíos, retos y problemas, pero yo prefiero ver primero quiénes son, escuchar las personas aquí. Ver qué están haciendo y en segundo lugar vamos entrando. Ya después de conocer un mejor la gente aquí y la riqueza y las cosas como sus dones, sus talentos, ya después hablamos de lo que vamos a hacer y qué es lo que tenemos que enfrentar juntos.
Sí, la última pregunta, monseñor. ¿Cuál sería su visión para la Iglesia en Providence? Y ahora también que estamos en transición a un nuevo Papa, ¿Habrán cambios? porque el papa Francisco promovió una visión de estar cerca del pueblo, una Iglesia en salida, que busca a los que están en la periferia y me impactó lo que usted dijo en su entrevista, de “escuchar, enseñar, abogar y acompañar”.
Sí, yo he aprendido de papa Francisco que somos todos misioneros y discípulos. Yo creo que muchos de nosotros entendemos bien lo que es ser discípulo, porque cumplimos con los deberes de la fe.
Estamos bien dedicados a la misa, sacramentos, grupos de oración, ministerios. Ayudando a prójimo, pero esa parte de ser misioneros, muchos de nosotros nunca tuvimos la oportunidad y no sabemos bien cómo hacerlo. Yo veo el papa Francisco, como él nos ha enseñado, a ser misioneros ¿y eso es compartir nuestra fe con los demás, no?
En una forma muy sencilla comienza con esa cercanía de estar cerca de las personas, ponernos ahí en la vida de ellos. Y llevando con nosotros nuestra experiencia de Cristo, nuestra amistad con Cristo y el amor que tenemos para él y el amor que él tiene para nosotros. Cristo ha resucitado y él hizo todo para mí y nuestra salvación depende de aprender cómo hacer eso.
En segundo lugar, me preocupo mucho por los jóvenes. Sin los jóvenes no hay futuro para la iglesia. La cultura de este país es muy fuerte, afecta y tiene su influencia y también por las redes sociales. Todo eso del internet afecta mucho a los jóvenes y jóvenes adultos. No sé todavía cómo es aquí en Providence, pero en otros lugares yo he visto que la voz del mundo llama y es más fuerte y atractiva para ellos que la voz de Cristo.
Tenemos que buscar cómo ampliar la voz de Cristo. Así, llegando a los oídos, de los jóvenes hoy en día para ayudarles a entender que Jesús está aquí, está vivo y quiere ser hacerse amigo de ellos.
Sí, muchísimas gracias, Monseñor por su tiempo, que Dios bendiga su ministerio con nosotros como nuestro pastor en la Diócesis de Providence.