Rincón de la Familia

Los insultos, gritos y golpes conducen a los niños a un ciclo de fracaso y violencia

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Hace unos años me encontraba frente a un grupo de padres facilitando un taller sobre la disciplina cuando un padre de familia me dijo lo siguiente: “Yo le doy gracias a Dios que mi padre me daba muchos golpes porque sino yo no se donde hubiera terminado.”

Primeramente dejemos en claro que el abuso físico y psicológico es considerado un crimen en los Estados Unidos y en Rhode Island una persona que abusa a otra puede ir a parar a la carcel y o perder la custodia de sus hijos.

Pero, aunque no existiera el temor de tener problemas con la ley o perder a sus hijos, hay excelentes razones para evitar este tipo de castigos corporales en la educación de los hijos.

Volviendo a la historia del padre de familia, yo le pregunté: ¿Hasta cuando piensa usted usar ese método de castigar a sus niños con golpes? Este señor se quedó pensando por un instante y me dijo: “bueno, hasta…por ahí por los 12 o 13 años”.

Yo le pregunté que si el método era tan efectivo porque no lo podía seguir usando durante la adolescencia, a lo que él me contestó: “Bueno es que ya están grandes y le pueden dar golpes de vuelta a uno”.

Precisamente ese era el punto que quería llegar. Cuando usamos la violencia, los golpes, las amenazas y la intimidación para que nuestros niños nos obedescan, ellos lo harán solo por miedo y temor criándose resentidos y fracasados. Cuando ellos ya no le tengan miedo entonces se rebelarán y allí es cuando los padres pierden el control.

Los expertos en educación familiar y en sicología le llaman a este método de disciplina, el  método autoritario o del “Dictador”.

Esta es una manera muy dura de criar a un niño, donde los padres quieren controlarlo todo y establecen muchas reglas y poca ao casi ninguna libertad. Ellos no dejan que los niños tomen sus propias desiciones y los castigan fuertemente usando gritos, palmadas, y humillándolos con sus palabras. Ellos ofrecen muy poco cariño y afecto a sus hijos y casi nunca los motivan.

Al contrario este tipo de padres pierden muy fácilmente el control y maltratan a los hijos    usando insultos, y frases como “tu no sirves para nada”, o “eres un estúpido/a”, etc.

Los niños que son educados de ésta manera, se enojan fácilmente y suelen ser agresivos con otros niños o en la escuela. Ellos usarán el mal comportamiento para buscar atención y cuando llege la adolescencia y pierdan el temor a los castigos se rebelarán.

Por otro lado, hay otro método que es precisamente el polo opuesto del padre “dictador” y es el método del padre indulgente o “tapete”. Este es el otro extremo, una manera muy suave de educar a un niño. Los padres indulgentes o tapetes suelen dejar que los niños hagan lo que quieran sin establecer reglas. Podríamos decir que dan demasiadas libertades con pocos o ningún límite.

Muchos de éstos padres están demasiado ocupados para sentarse con sus hijos y para darle afecto, atención, y enseñarles a comportarse apropiadamente o simplemente no saben como hacerlo.

Ellos buscan reemplazar el tiempo y la atención, mimándolos, dándoles demasiados juguetes y haciéndo cosas que sus hijos podrían hacer por sí mismos. Con el tiempo éstos niños pueden llegar a ser incontrolables.

Pero, también debo dejar en claro que jamás será demasiado el amor, abrazos y ánimo que se le puede dar a los niños. El amor nunca daña a su hijo, pero sí puede pasar que usted le dé demasiada libertad.

Dicen que los extremos son malos y en este caso es muy cierto. No es bueno ni un padre “Dictador” que lo controla todo, ni un padre “Indulgente” que no pone reglas.

Los Padres “activos”, son aquellos que saben cuando ser firmes y cuando ser flexibles. Ellos entienden que sus hijos necesitan reglas y que a veces cometen errores. Esto es parte del aprendizaje. Estos padres les dan a sus hijos mucho ánimo y dejan que sus hijos tomen ciertas decisiones. Los padres activos aprenden poco a poco a controlar sus fustraciones y enojo, tratando a los niños con respeto y cariño.

Yo soy un gran creyente en este método, por sé que funciona. En mi familia tengo 7 niños y aplico diariamente los principios de este método. La clave está en usar la sicología, en dar opciones para cada situación que se presenta y luego si los niños no se comportan apropiadamente aplicar a la vez con firmesa y cariño consecuencias relacionadas con cada comportamiento.

Recordemos que los niños no son malos, lo que debemos corregir es el mal comportamiento. No podemos esperar que nuestros hijos nos respeten si nosotros no respetamos primero. Lo mismo se aplica a los gritos, golpes y abuso. Cuando usted sienta que va a perder el control y decir algo iriente, insultar o dar golpes, retírese de la situación y evite disciplinar mientras se sienta enojado/a.

Finalmente cuatro pequeños consejos para aumentar la auto-estima en sus niños:

1.- En vez de concentrarse en los errores, concéntrese en las virtudes y las cosas que ellos hacen bien.

2.- En vez de esperar siempre lo negativo, demuéstreles confianza y ofrezca aliento.

3.- En vez de esperar demasiado (el perfeccionismo), demuestre su aceptación.

4.- En vez de hacerlo todo por ellos (la sobreprotección), estimule la independencia.

Y así mismo fomente los valores, la fé y oración en su hogar para que sepan distinguir entre el bien y el mal. Como dice el refrán, “ la familia que reza unida permanece unida.”Para participar del programa de Padres Activos de Hoy llame al 421-7833 extensión 120.

 El Lic. Silvio Cuéllar, es educador familiar del Ministerio de la Vida y Familia de la Diócesis Católica de Providence.Para mayor información sobre progamas familiares llame al 

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