PROVIDENCE - Con la adoración del Santísimo Sacramento y la Coronilla de la Misericordia cantada por el coro de la parroquia San Carlos, se inició la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia donde el diácono José Rico, en un ambiente de solemnidad y alegría dirigió a los presentes por más de tres horas entre rezos, predicas, alabanzas, meditaciones, culminando con la Santa Misa.
La festividad se realizó el pasado domingo 27 de abril (día de la Divina Misericordia), en la Iglesia San Carlos Borromeo, donde asistieron feligreses de distintas parroquias de la Diócesis de Providence. Muchos de los presentes aprovecharon este día especial para acudir al sacramento de la confesión para recibir la promesa que Jesús le hiciera a Santa Faustina: “Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la santa comunión el día de la fiesta de mi Misericordia”, (Diario,1109).
También, se realizó la bendición de muchos objetos religiosos, agua bendita, imágenes, en especial, la imagen de la Divina Misericordia para venerarla en sus hogares.
La celebración de la Divina Misericordia terminó con la Misa oficiada por el párroco de San Carlos y San Miguel, el Rev. Jaime García, acompañado por el diácono José Rico, quien leyó el evangelio e hizo la homilía. El expresó que hoy te-nemos que recordar lo que Jesús le dijo a Santa Faustina Kowalska. “Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores”. “Esta ha salido de mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de pascua”, él añadió.
José Rico, Asistente Pastoral de la parroquia San Carlos, continuó diciendo que la octava de Pascua es la eternidad en el cielo. “Los últimos tres Papas que hemos tenido, San Juan Pablo, Benedicto y Francisco, fallecieron dentro de la octava de Pascua, y viene una resurrección grande para la iglesia, todo está en orden divino”.
Finalmente, invitó a los presentes a que recen todos los días a las 3 de tarde la Coronilla de la Divina Misericordia; también a venerar la imagen para que reciban una gran gracia que Jesús promete: “Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá, también prometo la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte yo mismo la defenderé como mi gloria”. Digan siempre: “Jesús en tí Confío”, él concluyó.