Hace unas semanas estaba conversando con una compañera de trabajo que tiene cinco hijos que ya han pasado y sobrevivido la tempestuosa etapa de la Adolescencia. Los cinco ya están todos casados y con familias estables y establecidas.
Mi amiga Cathy me contaba que cuando sus hijos eran adolescentes ella tenía dos reglas que no eran negociables y que sus hijos deberían seguir mientras estén viviendo con ella.
La primera tenía que ver con la fe y la práctica de la Religión.
Cathy me decía que sus hijos tenían que asistir a Misa todos los domingos sin excepción. Esa regla no era negociable. “mientras ellos estén viviendo en mi casa, tendrán que asistir a Misa.”
“Ahora eso no quería decir que tenían que asistir a la misma Misa que yo, ellos podían buscar una Misa que más les gustara; pero tenían que ir”.
La fe es algo de muchísima importancia en muchos aspectos de nuestras vidas. Matrimonios que rezan en familia y toman en serio la vida diaria de la fe, tienen un índice muchísimo más bajo de divorcios. Así también los jóvenes que tienen una buena comunicación con sus padres y tienen en ellos un buen ejemplo de vida Cristiana, son menos propensos a embarazos inesperados y abuso de drogas y alcohol.
Pero como me decía mi amiga Cathy, no es importante solo el asistir a la Misa por cumplir.
De nada serviría la asistencia el domingo a la Misa si durante la semana no se viviera un ambiente de amor, respeto y vida Cristiana ejemplar.
La segunda regla no negociable en la familia de Cathy era de que sus hijos no podían quedarse a dormir en la casa de alguna amistad cuando hubieran adolescentes del sexo opuesto.
Cathy me decía: “una de mis hijas vivía en mi casa todavía a los 23 años, y aunque tenía ya una relación seria con su novio, ella sabía que no podía quedarse a dormir con él hasta que se casaran y mientras viviera en mi casa”.
“Yo le decía si no estás lo suficientemente madura como para decirle sí a esa persona… en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad…, entonces no estabas madura como para tener relaciones sexuales”.
Otras reglas como el vestido, las modas pedían negociarse, pero esas dos reglas no.
Silvio Cuellar Es músico pastoral, compositor, periodista y conferencista en temas de liturgia, vida y familia. Es coordinador diocesano de la Oficina del Ministerio Hispano de la Diócesis de Providence, Editor Asociado del periódico El Católico de Rhode Island y Director de Música en la parroquia de San Patricio en Providence. Puedes contactarlo: cantenalsenor@gmail.com