Rincon de la Familia

Enseñemos a nuestros hijos Moderación

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La otra noche mi esposa y estamos tratando de dormir pasada ya le media noche, cuando de pronto escuchamos una serie de gritos y peleas que procedían de la calle de una de las esquinas cerca de nuestra casa.

Era la noche después de la fies-ta del 4 de julio y obviamente en muchos lugares se produce un exceso en el consumo de alcohol. Pero este incidente se estaba convirtiendo en algo bastante frecuente en nuestro vecindario.

A pesar de que tenía el aire acondicionado funcionando y las ventanas cerradas, a más de una cuadra de distancia podía escuchar gritos insultos y al momento también escuché los carros de policía que llegaron para solucionar el problema, calmar los ánimos y tal vez hacer algún arresto.

Me dio pena y lástima por los vecinos que están mucho más cerca y si yo los podía escuchar a más de una cuadra imagínese lo que vivían al lado.

También, me quedé pensando en los niños en los hijos de esa familia que estaba en tremendo conflicto. ¿En qué clase de ambiente se están criando? y ¿Qué tipo de ejemplo esos padres les estaban dejando a sus hijos?

Sin ir muy lejos me puse a pensar y a recordar también la forma en que yo fui criado y recordada como mi abuelo murió a una temprana edad de 42 años con cáncer en el hígado. Mi abuelita me decía que a él le gustaba mucho el alcohol y que frecuentemente se emborrachaba. Debido a su temprana muerte pues casi no le recuerdo y prácticamente ni le conocí a pesar que yo soy el mayor de los nietos.

También mi propio padre continuó esos hábitos y abusaba bastante de del acohol y lo más preocupante era que cuando estaba bajo los efectos de la bebida, su personalidad cambiada y se volvía muy fácilmente irri-table y violento. Y así fue como me crié y crecí en un ambiente con frecuentes peleas, gritos y borracheras.

Recuerdo que cuando tenía 13 años, después de un incidente en la casa, le falté el respeto a mi papá, desde entonces, me hice la promesa de que cuando yo sea grande y tenga mi propia familia iba a darles a mis hijos un mejor ambiente, que iba tratar de ser un mejor ejemplo para ellos y que nunca me verían borracho.

Y así, pasaron los años mi familia se vino a los Estados Unidos, conocí a mi esposa Becky en la Iglesia San Patricio, me casé y por muchos años le huía a las fiestas con personas de mi cultura especialmente de mi país Bolivia.

Y la razón era que muchas personas no tenían un control y cuando comenzaban a consumir bebidas alcohólicas pues parecía que no tenían fondo y no sabían cuando parar y después terminaban volviéndose pesadas, insoportable y haciendo el ridículo o peleándose y esto me recordaba las peleas de mi infancia en mi propia familia.

Después con los años descubrí que de vez en cuando me gustaba tomarme un vaso de vino o una cerveza, pero siempre me cuidé de no propasarme y quedar borracho.

Mis hijos pueden decir que en 21 años que llevo de casado nunca han visto a su papá borracho y ese es un ejemplo de responsabilidad y moderación que estoy tratando de inculcarles, y mantener la promesa que me hice a mi mismo cuando tenía 13 años.

Dice la carta del Apóstol Pablo a los Romanos 13:13 “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo y no proveáis para los deseos de la carne”.

En este verano donde hay muchas fiestas, reuniones de familia, picnics; busquemos siempre tener un ba-lance en todo lo que hagamos, y como dice la escritura andemos como de día, con moderación en todo lo que hagamos para llegar siempre a ser un buen ejemplo a nuestros hijos de lo que es una auténtica vida Cristiana.