Recuerdo que estábamos en noviembre del 2022 cuando recibimos la noticia que el Papa Francisco había nombrado al Obispo Richard G. Henning, como el obispo coadjutor de la diócesis de Providence para reemplazar a obispo Tomas J. Tobin quién estaba acercándose a su 75 cumpleaños.
En esa época yo estaba sirviendo en la diócesis como coordinador de la Oficina del Ministerio Hispano y veníamos rezando con muchas personas para que Dios nos mande un obispo que hable español y trabaje un poco más de cerca con la comunidad hispanoparlante de la diócesis.
En el pasado habíamos estado muy bendecidos con tres obispos que siempre apoyaron a la oficina del ministerio hispano, desde el obispo Luis Gelineau, Robert Mulvee y el obispo Thomas J. Tobin; pero la posibilidad de tener un obispo que hable español era algo que la comunidad católica hispana venía añorando.
Desde un principio cuando el obispo Henning pidió que su primera misa después de su instalación sea con la comunidad hispana, mostró su cercanía y su deseo de acompañar de cerca a los fieles hispanos.
En esa oportunidad obispo Henning terminó su homilía ante una Catedral repleta, con el estribillo de una muy popular canción que decía: “No tengo dinero ni nada que dar, lo único que tengo es amor para amar”, ante el emotivo aplauso espontáneo de los fieles.
Recuerdo que antes de ser instalado como el obispo ordinario de la diócesis de Providence, Monseñor Henning ya había visitado la mayoría de las iglesias con misas en español.
Durante esos meses yo me encontraba en procesos de entrevistas y finalmente fui contratado para ir a servir en el equipo hispano de Catholic Relief Services. En mi último día de trabajo en la diócesis, me reuní con el obispo Henning y tuvimos una conversación de casi una hora y media y pude apreciar, el gran interés que tenía por conocer y servir de cerca a los hispanos en su diócesis.
Estuve conversando con Celso Vera quien se convirtió en el nuevo coordinador de la Oficina del Ministerio Hispano y le pedí que me comparta algunas impresiones sobre el obispo, quien el 31 de octubre se mudará una hora al norte para convertirse en el arzobispo de la Arquidiócesis de Boston.
“El hecho de que el obispo pueda hablar español fue algo que hizo que la gente se sintiera conectada con él, también hizo un gran esfuerzo por acompañar de cerca a la comunidad hispana en sus devociones populares, visitando durante nueve días diferentes parroquias durante la novena diocesana a la Virgen de Guadalupe”.
“También el obispo vio los frutos que estaban dando los retiros y creó un fondo especial para ofrecer becas y ayudar a los participantes de los retiros del Cursillo de Cristiandad, Cámbiame a mi Señor, Emaús y el Retiro Familiar; cubriendo una parte de los costos, e inclusive en visitó alguno de los retiros celebrando la misa de cierre del retiro de hombres cámbiame a mi Señor”, él añadió.
El Padre Jaime García, párroco de las parroquias de San Carlos Borromeo y San Miguel Arcángel en Providence por su parte dijo: “Personalmente el Obispo Henning ha dejado una huella incomparable en la comunidad como un verdadero pastor entregado al servicio del Señor y de su pueblo”. “Verdaderamente es un instrumento escogido por Dios para la salvación de las almas por su trabajo pastoral que no conoce límites”, dijo él.
Irma Rodríguez, directora de la oficina Spred, compartió: “El obispo Henning gentilmente vino y celebró una hermosa Misa para todas las comunidades diocesanas Spred en la iglesia de San Patricio, para personas con discapacidades, sus padres y catequistas de toda la diócesis”.
“Después de la misa, se unió a la comunidad Spred de San Patricio para una noche de oración y reunión social”. “El obispo Henning se relacionó con cada uno de nuestros amigos con discapacidades con mucho interés y compasión, me dio la sensación de que realmente estaba presente con cada uno de nosotros”, agregó.
Dijo que durante el tiempo de oración participó humildemente como todos los demás, alabando a Dios. “Fue una noche bendecida”.
“Cada vez que tuve un encuentro con el obispo Henning, siempre tuvo comentarios cálidos y positivos y se tomaba el tiempo para compartir unos minutos... ¡estando realmente presente para ti! ¡Siendo realmente auténtico!”, ella concluyó.
El Padre Jairón Olmos por su parte, quien fuera recientemente ordenado por el obispo Henning expresó: “El monseñor Henning ha sido un verdadero padre espiritual y amante de la comunidad hispana de Rhode Island”.
“En poco tiempo se ganó el cariño, respeto y admiración de toda la comunidad hispana, y en todas las iglesias las personas no han parado de hablar y hacer bellos comentarios sobre el obispo con Corazón hispano y olor a oveja”.
“Yo personalmente pude compartir con él y me sentí un hijo pequeño hablando con su padre, quien entendía perfectamente mi lengua y sobre todo el modus vivendi de los hispanos”, él añadió.
“El obispo ama la cultura hispana, le encanta hablar en español y le fascina las comidas hispanas, la comunidad hispanohablante de Boston estará recibiendo lo mejor”.
“Le doy gracias a Dios por haber recibido la ordenación diaconal y sacerdotal de manos del obispo Henning, este ha sido un gran honor para mí y toda nuestra familia hispana de Rhode Island”, él concluyó.
Finalmente, el Padre Nolasco Tamayo, Director del Ministerio Multicultural y párroco de Santa Ana compartió sus impresiones.
“En el obispo Henning descubrimos otra figura de obispo a la que no estábamos acostumbrados aquí en la Diócesis de Providence, la figura cercana a su rebaño, la figura fraternal, las figuras que se preocupó increíblemente por la promoción de la pastoral hispana y por el crecimiento de la comunidad.
“Sin duda, tomó muy en serio el crecimiento de nuestra comunidad acercándose a ella, visitándola conociendo sus problemas de primera mano y el obispo ha sido un gran regalo para nosotros durante este año y medio en que estuvo pastoreando la Diócesis de Providence y sin duda se le va a extrañar increíblemente y le deseamos lo mejor en Boston y estamos seguros que hará un trabajo también maravilloso”, él añadió.
“Cómo sacerdotes descubrimos en él, una figura muy cercana, muy fraternal, muy paterna; muy abierto al diálogo, al consenso para lograr de alguna manera trabajar en equipo y al mismo tiempo para mirar las verdaderas necesidades de nuestra diócesis”.
“Eso valoramos muchísimo en ese trabajo en equipo y al tomar decisiones siempre con un consenso para el bienestar diocesano y de alguna manera marcó una diferencia sencillamente en la en la forma en que podemos trabajar en la pastoral de conjunto”, él concluyó.