Al comenzar el Año Nuevo quisiera agradecer a Dios por las bendiciones que me ha dado, especialmente el mayor regalo de tener una familia e hijos que están enamorados del Señor, comprometidos a ayudar a otros a acercarse a Jesús, a través de la música, servicio, el grupo de jóvenes y tratando de vivir una vida cerca de Dios.
Estamos ya en el Año Jubilar de la Misericordia, y vale la pena recordar que en nuestra Diócesis, la Catedral de los Santos Pedro y Pablo ha sido designada como lugar de Peregrinaje. El visitar y pasar por la puerta Santa después de haber hecho una buena confesión, recibir la eucaristía y haber rezado; nos otorga unas bendiciones especiales, perdón de nuestros pecados, y la Indulgencia Plenaria.
Quisiera compartir con nuestros lectores algunos pequeños consejos para mantener a nuestras familias cerca de Dios en este año nuevo que comienza.
Primero el día domingo es el día del Señor. Es sagrado en asistir a la iglesia y por nada del mundo debemos dejar de ir y dale gracias a Dios por todo lo recibido, y compartir de la Santa Comunión.
Segundo, la familia que reza unida permanece unida. Necesitamos hacer tiempo para compartir alrededor de la mesa frecuentemente, si es posible diariamente apagar los electrónicos, y hacer una oración en familia para dar gracias a Dios antes de compartir los alimentos.
Tercero, el mejor consejo es el propio ejemplo. Tratemos a nuestros hijos como nosotros queremos que ellos nos traten. Eso implica enseñar respeto, respetándoles y no gritándoles, cuando nosotros les gritamos les estamos enseñando a ellos que está bien gritar.
Como nos enseñó el papa Francisco el cuando les habló las parejas el día San Valentín: pedir permiso dar las gracias y pedir perdón.
Cuarto, pedir permiso antes que hacer las cosas o de tomar algo que no nos pertenece.
Quinto, dar gracias a nuestros familiares por las cosas que ellos hacen por nosotros así se animarán hacerlo con mayor empeño la próxima vez.
Sexto, cuando hemos ofendido y lastimado con nuestras palabras o acciones; pedir perdón y reconciliarnos. No dejar que el enojo y la ira continúe después de la puesta del sol.
Una herramienta muy útil que nos ayudado mucho nuestra familia a mantener la paz, el amor y la buena comunicación; son las reuniones de familia. Periódicamente una vez al mes, o cada dos meses nos reunimos todos alrededor de la mesa o en la sala para compartir ideas, resolver problemas, juntos como familia, ayudarnos unos a otros y hacer un plan de trabajo para la limpieza, para las tareas, proyectos o también para resolver problemas y situaciones que tal vez estén causando tensión en el hogar.
Finalmente como estamos en Año Santo, vale la pena recordar y practicar las obras de Misericordia:
Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia.
Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos. Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios. (Catecismo de la Iglesia Católica, 2447).
Queridos lectores en este año 2016, le pedimos al Señor que bendiga a cada una de nuestras familias y ojalá que alguno de estos consejos o sugerencias, puedan ayudarles a que haya mayor paz, entendimiento y amor en nuestros hogares. ¡Que Dios me los bendiga!