Espero que estas fiestas de navidad y año nuevo les haya dado tiempo y alivio en la rutina diaria y que hayan pasado un lindo tiempo con su familia y amigos. Es bueno terminar el año y comenzar el otro con las personas que significan mucho en nuestras vidas. Que el corazón de Dios nos llene más con el misterio de su amor y la alegría de comunicarnos con él y con otros.
Muy pronto, miles de personas, jóvenes y viejos se reunirán en Washington DC para dar fe de la belleza de la vida humana. Este año no voy a poder asistir ya que voy a estar celebrando la misa de la fiesta de la Virgen de Altagracia aquí en Rhode Island. Siempre he tenido la oportunidad de celebrar la misa en la Basílica de National Shrine durante la marcha anual de la vida.
A diferencia de una típica protesta o manifestación pública, estas grandes reuniones son siempre expresiones alegres de compasión y solidaridad. Con una notable historia de testimonio pacíficos, la Misa y la Marcha me levanta el espíritu y renueva la confianza en lo bueno que son los seres humanos.
La Iglesia Católica consistentemente defiende la verdad de la dignidad de la vida humana incluso frente a la hostilidad cultural y los puntos de vista morales cambian-tes. Lo hacemos porque el Señor mismo nos dió el ejemplo de un amor tan grande y nos enseñó a amarnos unos a otros como él nos amó. Lo hacemos porque él nos enseñó a prestarle más atención a los olvidados y los vulnerables, "los menos" en medio de nosotros: "En verdad les digo que cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos, a mí me lo hicieron”, Mateo 25-40.
Lo hacemos con el conocimiento de que no vamos a ser juzgados por lo que hemos conseguido aquí en la tierra, riquezas, sabiduría; sino por la calidad de nuestra compasión y misericordia.
Es una fuente de profundo dolor para mí que nuestro estado haya promulgado leyes que se encuentran entre las más radicales y antivida que se pueden encontrar en cualquier parte del mundo. Parece tan fuera de lugar en un estado con una hospitalidad tan ferviente y donde la gente a menudo da y se sacrifica por sus vecinos.
No estoy seguro como llegamos a esto de ser bondadosos a no sentir misericordia con los más vulnerables. Claro los que proponen estas leyes, dicen que es un asunto de preferencia y libertad y al final terminan eliminando vidas humanas inocentes.
Como sociedad, no le damos la preferencia a madres vulnerables. No les ofrecemos otras oportunidades para traer al mundo a su hijo. Nuestro sistema, tal como ha sido diseñado, lleva a las mujeres a una sola opción: una elección trágica que ocurre en cantidades desgarradoras.
Por favor ayúdenme a comunicarles a estos hombres y mujeres de este estado que la Iglesia Católica venera la vida- toda y cada vida. Cualquier mujer que se sienta con miedo o dificultades debe saber que queremos ayudarle para que su preferencia sea la vida y la vamos a apoyar. Solo que vaya a cualquier parroquia de la Diócesis de Providence y haremos lo posible para ayudarla a ella y su bebé.
También les pedimos a los líderes que les ayuden a las mujeres de Rhode Island a que escojan la mejor preferencia. Toda vida es sagrada: toda vida es una posibilidad.
¿Dónde está la compasión? ¿Dónde está la misericordia? ¿No hay maneras de respetar la dignidad de la madre y proteger la vida de su hijo? ¡Cada uno de nosotros alguna vez fue un niño en el útero! Nunca nos equivocaremos en nuestros esfuerzos por preservar la vida, nutrirla y protegerla, venerarla y celebrarla.
¡La vida es sagrada y la vida es hermosa!
