Reduciendo la influencia de los medios en los hogares católicos

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Hace más de una década, mi esposa Becky y yo decidimos cortar el servicio de cable y quedarnos sin acceso a programas de televisión. Fue una decisión drástica en su momento, pero que considero ayudó a que nuestros hijos aprendieran muchas habilidades como tocar instrumentos, pintar y desarrollar sus talentos desde pequeños. En esa época tomamos esa decisión porque las estadísticas crecientemente indicaban que el excesivo uso de la televisión tenía un efecto negativo en los niños y queríamos limitar su influencia.

Más de una década ha pasado y hoy en día ya no es la televisión, sino los teléfonos celulares, las tabletas y los medios sociales que se han convertido en una fuente de ansiedad para nuestros jóvenes y un instrumento adictivo de malas influencias que afectan negativamente su salud mental, alejando a nuestros hijos de la fe y los valores que tratamos de inculcar.

Aunque hoy en día cada vez se usa menos la televisión, han aumentado los servicios de transmisión de programas a través de teléfonos celulares y tabletas (streaming), haciendo cada vez más difícil para los padres el poder supervisar lo que los hijos ven. Las estadísticas y los estudios están mostrando que el excesivo uso de los medios sociales afecta negativamente la salud mental de los jóvenes y adolescentes, necesitando urgentemente poner límites al tiempo que nuestros hijos pasan enfrente de un monitor, ya sea en el teléfono, la tableta o la computadora.

Como dijo el Papa Francisco en su Exhortación apostólica Amoris Laetitia, la familia "necesita plantearse a qué quiere exponer a sus hijos". Y qué para ello, "no se debe dejar de preguntarse quiénes se ocupan de darles diversión y entretenimiento, quiénes entran en sus habitaciones a través de las pantallas, a quiénes los entregan para que los guíen en su tiempo libre".

--- Algunas estrategias para reducir la influencia de los medios ---

- Promover actividades que podamos hacer en familia sin el uso de los medios electrónicos. Una de ellas puede ser apagar todos los dispositivos electrónicos durante la cena familiar, fomentando las conversaciones entre padres e hijos. Se puede preguntar, por ejemplo: ¿Qué tal si nos cuentas algo por lo que estás agradecido? o ¿Quisieras compartir una cosa buena que te pasó esta semana?

- Establecer horarios específicos para el uso de medios y tecnología en el hogar. Para esto también se pueden poner límites en los teléfonos inteligentes para cada aplicación, revisando semanalmente el tiempo que pasan frente a la pantalla, y haciendo ajustes. Esto requiere que nosotros como padres, estemos más envueltos en las vidas y actividades de nuestros hijos.

- Decidir como padres cuál es la edad adecuada para que los hijos tengan acceso a un teléfono celular. En nuestro hogar establecimos los 15 años, pero algunos padres pueden tener opiniones diferentes. Lo importante es la supervisión.

- Establecer buenas rutinas para fomentar la práctica de la fe, dedicando tiempo para la oración en familia y la reflexión.

- Dedicar más tiempo para la práctica de deportes, artes, clubes después de la escuela y otras actividades que ayuden a desarrollar sus talentos.

- Promover el consumo selectivo de medios, priorizando contenido inspirador, que alimente la fe y los valores católicos. Por ejemplo en nuestra casa estamos suscritos a Pure Flix y también seguimos la serie "The Chosen", que está basada en la vida de Jesús con sus Apóstoles.

- Finalmente, incentivar la lectura de la Biblia, y participar del grupo de jóvenes en la parroquia o buscar uno en el área si su parroquia no lo tiene.

--- La importancia del ejemplo y la comunicación ---

No es suficiente poner reglas o establecer límites; nosotros como padres también tenemos la responsabilidad de modelar para ellos el buen comportamiento y darles el ejemplo. No podemos pedirles que no beban si nosotros consumimos alcohol sin medida. No podemos decirle que no usen el teléfono excesivamente si estamos todo el tiempo con ellos.

También se hace imprescindible desarrollar técnicas de buena comunicación con ellos, explicándoles lo que esperamos de ellos, sabiéndoles escuchar y al mismo tiempo aplicando consecuencias cuando no se comportan de la manera esperada.

El Papa Francisco dice también en su carta apostólica "La familia no puede renunciar a ser lugar de sostén, de acompañamiento, de guía, (de los hijos) aunque deba reinventar sus métodos y encontrar nuevos recursos".

"Sólo los momentos que pasamos con ellos, hablando con sencillez y cariño de las cosas importantes, y las posibilidades sanas que creamos para que ellos ocupen su tiempo, permitirán evitar una nociva invasión", escribió.

No cabe duda que una excesiva exposición de nuestros hijos a los medios sociales tiene un efecto negativo para su salud mental, espiritual y física. Al mismo tiempo, los padres no sólo debemos poner límites, sino también dar ejemplo, encontrando un balance y llenando el tiempo de nuestros hijos con actividades positivas que ayuden a desarrollar sus talentos, sin tampoco olvidarnos de la práctica de nuestra fe en el hogar, y las oportunidades que puedan presentarse en nuestra comunidad parroquial.

Un comienzo pudiera ser escoger una semana de mayo, como se hace en muchos lugares de Estados Unidos, y declararla una semana sin redes sociales ni televisión, llenando esa semana con actividades divertidas y positivas para toda la familia. Ese puede ser el comienzo de nuevos hábitos positivos para nuestra familia que nos lleven a usar menos los medios, y a pasar más tiempo en familia haciendo cosas que alimenten nuestro cuerpo, mente y nuestra fe.

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Silvio Cuéllar es un escritor, compositor de música litúrgica y periodista. Él fue coordinador de la oficina del Ministerio Hispano y editor del periódico El Católico de Rhode Island en la Diócesis de Providence.