EDITORIAL

Santidad y servicio a los pobres en la ciudad: El Padre James

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El sábado 24 de junio celebramos el nacimiento de San Juan el Bautista, también el sábado celebramos la ordenación a sacerdote del diácono Patrick Ryan. Esa fecha y celebración tiene un significado especial para mí ya que hace 28 años, un 24 de junio de 1995, el padre James Ruggieri y yo fuimos ordenados sacerdotes en la ciudad de Providence.
San Juan el Bautista siempre ha sido para mí un modelo para los sacerdotes. Él habla a la gente sobre el Cordero de Dios, cuando se dirige a la gente sobre el verdadero Mesías. Su valor por la verdad concuerda con su profunda humildad. En el fondo San Juan Bautista muestra un modelo para todos los sacer-dotes cuando dice, “para que el crezca y yo disminuya”
Yo rezo y espero que el padre Patrick Ryan siga el modelo de este santo. Aunque me gustaría que siguiera el modelo de un santo que está en el cielo, también a uno que está en las calles de Providence. Ese ejemplo se llama padre James Ruggieri. Como San Juan Bautista el ministerio que ha llevado a cabo es de valor, humildad y santidad. Su incansable trabajo es ayudar a los pobres e inmigrantes que se encuentran en sus parroquias de San Patricio y San Miguel.
Él vive humilde y muy simple en medio de la gente a los cuales protege y ayuda con su ejemplo a los que no tienen que comer y a los que no tienen hogar, al inmigrante y al marginado. Como dijo el papa Francisco, él es un pastor que huele a sus ovejas. El padre Ruggieri ha sido un aliado leal apoyando la santificación de la vida humana de cada persona. Como San Juan Bautista, ha tenido el valor de abogar por los que no tienen voz, incluyendo los no nacidos, el inmigrante, los refugiados y los más pobres de los pobres.
Su compromiso con la gente es experimentar la pobreza, traer esperanza y comida a los hambrientos y a los que no tienen hogar de los cuales está llena su comunidad, mientras recorre el vecindario, manejando su camión lleno de comida. Su amor por el pobre, todos lo sabemos. El siempre admiró a San Oscar Romero cuando decía, “no hay que tener más, sino dar más”, en el fondo el padre Ruggieri da más.
El padre Ruggieri predica a Jesucristo y su Evangelio muy fervorosamente a sus feligreses los domingos. Él es el maestro sabio para muchos estudiantes de bajos recursos. Con esto alimenta la verdad de la fe católica y les ayuda a llevar a cabo los sacramentos.
Mientras otros claman por torres de marfil, pólizas públicas, y plataformas políticas, el padre James hace rutinariamente los trabajos corporales y espirituales de misericordia, con dedicación y amor.
Provee comodidad y paz al enfermo y al moribundo, absuelve a los que se confiesan y amorosamente le da la bienvenida a la oveja que se pierde del rebaño. Como un buen pastor caza a las jóvenes parejas, hace misa de quinceañera a las jovencitas, bautiza a los niños y también visita al que se encuentra solo y abandonado. Claro, como San Juan Bautista lleva a cabo estos ministerios por amor a Cristo y a su Iglesia.
Yo le recomendaría al padre Patrick Ryan que siga el ejemplo de este humilde sacerdote a quien con mucho orgullo lo llamo hermano, el padre Ruggieri, “el santo” de la calle Smith y del sur de Providence.